Listo para jugar [Astoria Greengrass]

Ya tenía el brazo derecho perfectamente curado, pero el equipo seguía insistiendo en que viniese a hacerme la última revisión antes del partido. Mis compañeros me conocían bien, y sabían que solía forzar para no perderme los partidos, supongo que por eso no se fiaban del todo de mis palabras pero tampoco iba a arriesgarme a joderme todavía más el brazo y perderme media temporada.

Nada más llegar al hospital, me atendió la nueva enfermera del equipo. Estaba un poco triste por la marcha de la anterior enfermera, que me trataba casi como un hijo, pero al ver a la chica nueva, se me pasaron todas mis penas. La enfermera parecía más que encantada en tener que atenderme, pues no paró de palpar mi brazo y parte de mi pecho, para asegurarse de que "no tenía ningún dolor interno" o eso me dijo ella. Tampoco es que me molestase. No era mucho más mayor que yo y encima alegraba la vista. Cada año el equipo hacía mejores fichajes.

Salí de la consulta tal y como vine, solo que tenía una pequeña nota donde ponía el nombre de la nueva enfermera y su dirección, y con el parte medico donde me decía que podía estar listo para el partido de pasado mañana.

Me guarde ambos papeles en el bolsillo interior de túnica mientras bajaba en el ascensor. Yo estaba pensando en el próximo partido de Quidditch y la gran ovación que le esperaba de sus aficionados. La presa decía que mi equipo noto mucho mi baja estos dos últimos partidos, y eso hacía que me subiese la moral y las ganas de demostrar lo bueno jugador que era.

Salí del ascensor, y tras cruzar la blanca y amplia recepción, salí por la puerta principal, encontrándome frente el jardín que rodeaba al hospital. Me estiré al notar el aire y los rayos de sol en mi cara, la verdad, había empezado muy bien el día.

Continué caminando un rato, a una pausa lenta, viendo el bonito jardín que tenía el hospital, cuando no muy lejos de la entrada, vi a una chica sentada en un banco, desde lejos parecía bastante guapa, y cuando me acerqué seguí pensando lo mismo, pero ya la conocía y no solíamos llevarnos muy bien precisamente.

¿No deberías estar en la planta de enfermedades mentales?-

Dije a la chica mientras me acercaba a ella con una sonrisa de medio lado. Nos llevábamos mal pero ninguno de los dos se esforzaba mucho para cambiar eso.

No duré mucho tiempo de pie, allí no había mucho con lo que entretenerse por lo que me volví a sentar a la espera de que mi madre saliera de una maldita vez. Para mi desgracia, no fue ella a quien vi...

Lo vi acercarse de lejos y desde ese momento sabia que la cosa no iba a ir ni mucho menos tranquila. Derek y yo no era que tuviéramos una buena amistad, nos llevábamos como el perro y el gato, siendo él, que un día ayudaba a uno y al día siguiente lo atacaba prefería mantenerme distante con el por si el día de mañana me tocaba batirme en duelo con el.
-Deberían revisar la guardia un infante se les ha escapado
Me levanté del banco, ya no estaba cómoda allí
-¿Que haces por aquí?¿Te has dado un golpe en la cabeza y no le ven arreglo alguno?

Reía al escuchar a la chica. Miré al suelo y negué con la cabeza, como gesto de decepción por el comentario de la chica. La verdad, me esperaba algo más gracioso y ofensivo.

Qué poco ingeniosa eres, corazón.-

Me incliné ligeramente hacia ella y le pellizqué levemente su mejilla; como el típico gesto de las abuelas a sus nietos, pero no tardé en dejar de hacer ese gesto, pues se notaba como no le hacía mucha gracia, y no quería llevarme un guantazo y tener que volver a entrar en el hospital, aunque si me tocaba la enfermera de antes, no me iba a quejar.

Ahora enserio, ¿qué haces aquí?-

Mi sonrisa no se borró de mi rostro divertido y algo vacilón, pero esta vez le preguntaba enserio. Tampoco quería que a esta pequeña niñata le ocurriese algo, la tenía un cariño especial. Me senté en el banco del cual la chica se acaba de levantar y esperé su respuesta.