Casting Lord Voldemort

El olor a sangre impregnaba la habitación de manera embriagadora. Elevé la mano lentamente llevándola hasta mi nariz para aspirar el dulce aroma de la sangre caliente. Me resultó enormemente tentador el llevarme los dedos a la boca y probar así el sabor de aquél líquido rojo, y no dudé demasiado. La sensación era deliciosa, aunque el sabor de esa sangre de traidores resultaba asquerosa, tanto que me produjo unas leves arcadas. Malditos traidores, si quiera su sangre vale la pena.

El leve gemido de aquél idiota llegó a mis oídos. Silencio. El incarcerous que conjuré en un gruñido silencioso realizó el efecto deseado apretando la garganta de aquél infeliz con mala suerte haciéndole callar. Oh no, no lo mataría, por desagracia aún no puedo hacerlo, pero nadie me niega el derecho a divertirme con este asqueroso.

Un llanto infantil se hizo notar en una de las esquinas más escondidas de aquella fría y oscura mazmorra de la mansión Malfoy. Mi cabeza giró buscando la procedencia de aquél suculento lloriqueo, el cual aseguraba ofrecerme mayor diversión por otro rato. Debió de escucharme o verme, a pesar de que yo no podía divisarle debido a la falta de luz en aquél lugar, pero su llanto había cesado pasando a respirar rápida y fuertemente, con claro nerviosismo. Mi sonrisa se ensanchó en mi rostro, aquella sensación de respeto y temor sí que resultaba placentera y excitante. Lamí mis labios mientras me acercaba a aquél infante escondido en la esquina. Le observé en completo silencio mientras mi mente divagaba con todo lo que aquél crío podría ofrecerme.