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Pensándomelo dos veces {Draco}
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Pensándomelo dos veces {Draco}
Se aferró a su abrigo con fuerza, caminando con la cabeza gacha por aquel enorme parque. El cielo estaba completamente nublado y el frío comenzaba a calarle los huesos despacio, como si de aquella forma pudiera torturarla. Su negro cabello ondeaba detrás de ella, gracias a la brisa no tan suave que aquel día había en el viejo Londres. ¿Qué hacía ella allí? Simplemente necesitaba callar a sus pensamientos, darle un stop, frenarlos. En su mente solamente se agolpaban muchas cosas y necesitaba una vía de escape. No podía hablar con nadie sobre lo que en su mente le hacía ruido. Hablar significaba ponerse en riesgo y que su familia corriera peligro. Y no, eso no podía suceder. Además, perdería a Draco y realmente era lo más importante que tenía en su vida. Soltó un fuerte suspiro y se sentó en una de las tantas bancas del lugar, cruzándose de piernas y viendo a la gente pasar. En su bolsillo derecho aferraba con fuerza su varita, siempre preparada para lo que sea.
Draco... Draco, Draco, Draco. No había otro nombre que resonara en su mente más que el de su prometido. Sí, se iba a casar. No le interesaba cuando, solamente que sería feliz al lado del hombre que ella había elegido. Estaba metida en aquello por él, simplemente para estar a su lado y apoyar cada una de sus decisiones. Aún no estaba segura de lo que hacía, pero no podía echarse atrás. Eso significaría peligro, para ella y su familia. Y sabía que donde estaba metida no era una broma de crios o algo por el estilo. No señor. Estaba en medio de una guerra, una de las más peligrosas diría ella. Sabía que su rubio platinado quería venganza y no iba a parar hasta conseguirla. Y obviamente su Lord había tomado provecho de la situación. ¿Qué hacía ella en aquella situación? Rogar que su prometido volviera a su lado con vida. Volvió a suspirar sin dejar de mirar a la gente pasar. Si ellos supieran...
Draco... Draco, Draco, Draco. No había otro nombre que resonara en su mente más que el de su prometido. Sí, se iba a casar. No le interesaba cuando, solamente que sería feliz al lado del hombre que ella había elegido. Estaba metida en aquello por él, simplemente para estar a su lado y apoyar cada una de sus decisiones. Aún no estaba segura de lo que hacía, pero no podía echarse atrás. Eso significaría peligro, para ella y su familia. Y sabía que donde estaba metida no era una broma de crios o algo por el estilo. No señor. Estaba en medio de una guerra, una de las más peligrosas diría ella. Sabía que su rubio platinado quería venganza y no iba a parar hasta conseguirla. Y obviamente su Lord había tomado provecho de la situación. ¿Qué hacía ella en aquella situación? Rogar que su prometido volviera a su lado con vida. Volvió a suspirar sin dejar de mirar a la gente pasar. Si ellos supieran...
Allisson LodgeMortífagos - Mensajes : 8
Puntos : 21
Re: Pensándomelo dos veces {Draco}
Volvió a llenar con cuidado su copa, la tercera en menos de una hora, bebió de ella con tranquilidad, rebuscó con su mirada la procedencia de aquel incesante e irritante tick tack, más de una vez había llegado a odiar aquel reloj por el mismo motivo, ese asqueroso sonido que tanto le molestaba, si a aquellas alturas todavía no había encantado aquel artefacto para que dejase de sonar era por la simple razón de que aquél era el único recuerdo intacto que quedaba de su padre en aquella casa. Unos meses antes de su muerte el hombre le había cogido especial cariño a ese reloj, un simple y horrible reloj muggle sin nada en especial que lo único que hacía era molestar a los presentes con ese horrible tick-tack, se pasaba horas sentado en aquella butaca en silencio observando la nada y escuchando con atención el sonido proveniente de aquella caja de madera. Tomó un nuevo sorbo del líquido que había en su copa, este atravesó su garganta dejando en ella un ligero ardor. Mojó sus labios con notable tranquilidad antes de dejar aquél vaso sobre la mesilla que había a su vera y ponerse en pie. Se acercó con paso lento hacia la única ventana de aquella sala que tenía las cortinas abiertas, la única por la que entraba algo de luz, aunque no demasiada, el invierno hacía los días cortos y oscuros por lo que no ayudaba a la hora de iluminar el lugar.
¿Dónde estaría Allisson?, hacía horas que no la veía y aquello le estresaba. ¿Sobreprotector, exagerado, agobiante? quizás, lo más probable es que ella casi y le hubiese llegado a odiar por ser así pero tenía sus razones, quería su bienestar, su felicidad y sobretodo su protección. Un leve suspiro salió de entre sus labios al comenzar a pensar en la joven, la cual había comenzado a ocupar sus pensamientos casi al completo desde hacía bastante tiempo atrás. El aire se cargó, alguien se había aparecido en la sala, no le tomó importancia a aquello por lo que siquiera se giró para ver quién era o qué quería no tardaría en hablar quisiese lo que quisiese.
-Señor Malfoy- Una ronca voz, la cual no tardó en reconocer, resonó a su espalda. Honrey, el "nuevo" y viejo elfo doméstico que había "adoptado" para trabajar en su mansión le reclamaba. Giró sobre sí mismo y se acercó nuevamente a la mesa en la que había dejado su vaso, volvió a llenarlo con calma, si quiera miró a aquel engendro, no tenía razón alguna para dedicarle ni su educación, no tardó en volver a hablar -Es sobre la señorita Lodge- fijó su fría mirada sobre aquel escuálido, menudo y horrible ser, desafiándole con ella, exigiéndole mayor explicación ante sus palabras.
Caminaba con paso ligero y marcado por aquél parque, las manos en los bolsillos de su chaqueta y el cuello de esta elevado tapándole la mitad de su pálido rostro. Elevó la vista y abrió levemente la boca soltando así un poco de bao por esta. No necesitó pensarse demasiado si el salir o no, aun sabiendo el frío que hacía en Londres aquellos días, tras escuchar por parte del elfo que la joven andaba por aquél lugar. Una femenina figura que se encontraba acomodada en una de las bancas del parque con su oscura cabellera a son de las ligeras brisas y su mirada fija en la nada captó su atención. Chasqueó la lengua indignado, ¿a caso no podía haberse quedado tranquilamente en la mansión junto a la chimenea y una taza de chocolate caliente, o mejor, entre las sábanas de su cama? al parecer no. Se acercó a ella y se paró a su lado tratando de denotar desinterés, esperó unos segundos para ver la reacción de la morena, pero esta pareció no darse cuenta de su llegada -¿Puedes explicarme en qué estabas pensando cuando decidiste que la mejor idea para pasar la tarde era salir y pasar frío?-
¿Dónde estaría Allisson?, hacía horas que no la veía y aquello le estresaba. ¿Sobreprotector, exagerado, agobiante? quizás, lo más probable es que ella casi y le hubiese llegado a odiar por ser así pero tenía sus razones, quería su bienestar, su felicidad y sobretodo su protección. Un leve suspiro salió de entre sus labios al comenzar a pensar en la joven, la cual había comenzado a ocupar sus pensamientos casi al completo desde hacía bastante tiempo atrás. El aire se cargó, alguien se había aparecido en la sala, no le tomó importancia a aquello por lo que siquiera se giró para ver quién era o qué quería no tardaría en hablar quisiese lo que quisiese.
-Señor Malfoy- Una ronca voz, la cual no tardó en reconocer, resonó a su espalda. Honrey, el "nuevo" y viejo elfo doméstico que había "adoptado" para trabajar en su mansión le reclamaba. Giró sobre sí mismo y se acercó nuevamente a la mesa en la que había dejado su vaso, volvió a llenarlo con calma, si quiera miró a aquel engendro, no tenía razón alguna para dedicarle ni su educación, no tardó en volver a hablar -Es sobre la señorita Lodge- fijó su fría mirada sobre aquel escuálido, menudo y horrible ser, desafiándole con ella, exigiéndole mayor explicación ante sus palabras.
Caminaba con paso ligero y marcado por aquél parque, las manos en los bolsillos de su chaqueta y el cuello de esta elevado tapándole la mitad de su pálido rostro. Elevó la vista y abrió levemente la boca soltando así un poco de bao por esta. No necesitó pensarse demasiado si el salir o no, aun sabiendo el frío que hacía en Londres aquellos días, tras escuchar por parte del elfo que la joven andaba por aquél lugar. Una femenina figura que se encontraba acomodada en una de las bancas del parque con su oscura cabellera a son de las ligeras brisas y su mirada fija en la nada captó su atención. Chasqueó la lengua indignado, ¿a caso no podía haberse quedado tranquilamente en la mansión junto a la chimenea y una taza de chocolate caliente, o mejor, entre las sábanas de su cama? al parecer no. Se acercó a ella y se paró a su lado tratando de denotar desinterés, esperó unos segundos para ver la reacción de la morena, pero esta pareció no darse cuenta de su llegada -¿Puedes explicarme en qué estabas pensando cuando decidiste que la mejor idea para pasar la tarde era salir y pasar frío?-
Draco L. MalfoyMortífagos || Admin - Mensajes : 326
Puntos : 40
Edad : 31
Re: Pensándomelo dos veces {Draco}
La gente seguía caminando frente a ella, la mayoría apresurados para llegar a su destino, prácticamente corriendo como si fueran simples hormigas que buscaban comida para los demás. A fin de cuentas, eran eso o mucho menos. Terminarían peor que un simple insecto, muchísimo peor que cualquier otro ser vivo. Volvió a suspirar por enésima vez, dejando que el bao saliera de sus pulmones por sus carnosos labios aún mirando a la nada misma. Aunque pareciera que estaba absorta en sus pensamientos, una parte de ella estaba alerta. Tenía que hacerlo, puesto que en el Mundo Mágico sabían su nombre, sabían que era el Talón de Aquiles de Malfoy, sabían que si la atacaban podrían llegar a tener una oportunidad de capturarlo a Draco. Y otra vez, el rubio en sus pensamientos. Se lo imaginó siendo torturado por la Órden para poder sacarle la mayor cantidad de información y aferró con más fuerza la varita en su mano, clavándose las uñas en su piel. No dejaría que nada le pudiera suceder, absolutamente nada. Si el imaginárselo de aquella manera le dolía tanto, no quería pensar si la situación fuera real.
La brisa de aquella tarde-noche londinense seguía jugando con su cabello y Allisson se aferró un poco más con su mano izquierda el cuello de su chaqueta, aún mirando a la nada misma sacando las imágenes de su cabeza de un Draco lastimado. Cuando escuchó su voz, tardó en reaccionar. Simplemente por el hecho de que pensaba que era su imaginación, que podía escucharlo. Pero cuando alzó sus orbes verdes vio su pálido rostro y sus ojos azules mirándola, esperando la respuesta a su pregunta. Sabía que él quería protegerla, que necesitaba saber que estaba bien. Pero la morena no podía estar ni un maldito segundo más encerrada en la Mansión. Necesitaba aire, ver gente aunque siempre terminaba pensando en cómo sería el final de sus vidas. Porque sabía que muchos de los rostros que ella veía, terminarían en sus manos o en las de otro mago. -Estoy cansada de estar encerrada- respondió con serenidad, soltando por primera vez su varita en su bolsillo para poder tomar la mano de Draco y tirarlo hacia ella, esperando a que se sentara a su lado. -Necesito aire, aunque me congele los huesos- añade con paciencia, sabiendo el discurso que se le vendría después de aquella declaración. En aquel momento, sus pensamientos había vuelto hacia aquel rincón de su mente donde solían estar la mayor parte del tiempo. Sabía que cuando estuviera sola volverían a salir a flote, para atormentarla otra vez.
La brisa de aquella tarde-noche londinense seguía jugando con su cabello y Allisson se aferró un poco más con su mano izquierda el cuello de su chaqueta, aún mirando a la nada misma sacando las imágenes de su cabeza de un Draco lastimado. Cuando escuchó su voz, tardó en reaccionar. Simplemente por el hecho de que pensaba que era su imaginación, que podía escucharlo. Pero cuando alzó sus orbes verdes vio su pálido rostro y sus ojos azules mirándola, esperando la respuesta a su pregunta. Sabía que él quería protegerla, que necesitaba saber que estaba bien. Pero la morena no podía estar ni un maldito segundo más encerrada en la Mansión. Necesitaba aire, ver gente aunque siempre terminaba pensando en cómo sería el final de sus vidas. Porque sabía que muchos de los rostros que ella veía, terminarían en sus manos o en las de otro mago. -Estoy cansada de estar encerrada- respondió con serenidad, soltando por primera vez su varita en su bolsillo para poder tomar la mano de Draco y tirarlo hacia ella, esperando a que se sentara a su lado. -Necesito aire, aunque me congele los huesos- añade con paciencia, sabiendo el discurso que se le vendría después de aquella declaración. En aquel momento, sus pensamientos había vuelto hacia aquel rincón de su mente donde solían estar la mayor parte del tiempo. Sabía que cuando estuviera sola volverían a salir a flote, para atormentarla otra vez.
Allisson LodgeMortífagos - Mensajes : 8
Puntos : 21
Re: Pensándomelo dos veces {Draco}
Quizás el tono que había empleado con la joven había sido seco y tajante en exceso, se atrevería a decir que hasta sonó molesto con sus palabras, aunque no era para menos, ignoraba que el tiempo que esta había estado fuera pero por muy poco que hubiese sido era sí o sí un peligro para ambos, cosa que ella parecía no entender, o quizás si lo entendía pero poco le importaba, la verdad es que no encontraba ninguna otra razón lógica posible ante aquello si no era una de esas dos. Su mirada seguía fija sobre la morena, con un ligero toque de indignación y molestia ante sus actos. Por un momento la idea de que era excesivo con aquello pasó por su cabeza, ella estaba bien, o eso parecía, no le había pasado nada y redundar con el hecho de que se hubiese ido no iba a solucionar las cosas, quizás conseguiría que esta se enfadase con él pero nada más, por lo menos no en aquél momento. No pudo reprimir un leve suspiro tras escuchar las respuestas a la pregunta que momento antes había formulado, tomó su mano con cuidado y acarició el dorsal de esta con las yemas de sus dedos antes de sentarse a su lado, fijó sus ojos en aquellos orbes oscuros tan profundos y cargados de sentimientos e ideas, bajó la cabeza mirando sus manos entrelazadas, le era imposible luchar contra aquella mirada.
No era un elfo ni un animal al que se le pudiese decir "quédate ahí" y ahí debía quedarse, en absoluto, era una persona, una bruja que necesitaba de tiempo y espacio para sí, que pedía a gritos ligera libertad de vez en cuando, y que por muy poco que a él le gustasen aquella ideas en cuanto a la joven simplemente era así, ella "necesitaba aire", como bien le había dicho, y él no podía negarle tal cosa, aunque ha decir verdad a ella no podría negarle nada de lo que le pidiese, se lo daría sin más.
Volvió a levantar la vista y con su mano libre quitó unos pocos mechones del rostro de la joven con suavidad y los colocó tras su oreja, aprovechó aquél momento para rozar levemente su fría mejilla. Bajó la mano rezagado, como si el simple tacto con su piel fuese todo lo que necesitaba, mojó sus labios antes de hablar -¿Y no podías avisar a alguien para que fuese contigo?, no deberías ir sola y lo sabes no son días buenos para ello...Allisson...si te llegan a hacer algo...- Cesó sus palabras, no quería pensar en aquello, se calló a sí mismo volviendo a suspirar calmando sus nervios -Volvamos a casa- Sí, casa, ahora era eso "casa", ¿o estaba errando al utilizar aquella palabra?
No era un elfo ni un animal al que se le pudiese decir "quédate ahí" y ahí debía quedarse, en absoluto, era una persona, una bruja que necesitaba de tiempo y espacio para sí, que pedía a gritos ligera libertad de vez en cuando, y que por muy poco que a él le gustasen aquella ideas en cuanto a la joven simplemente era así, ella "necesitaba aire", como bien le había dicho, y él no podía negarle tal cosa, aunque ha decir verdad a ella no podría negarle nada de lo que le pidiese, se lo daría sin más.
Volvió a levantar la vista y con su mano libre quitó unos pocos mechones del rostro de la joven con suavidad y los colocó tras su oreja, aprovechó aquél momento para rozar levemente su fría mejilla. Bajó la mano rezagado, como si el simple tacto con su piel fuese todo lo que necesitaba, mojó sus labios antes de hablar -¿Y no podías avisar a alguien para que fuese contigo?, no deberías ir sola y lo sabes no son días buenos para ello...Allisson...si te llegan a hacer algo...- Cesó sus palabras, no quería pensar en aquello, se calló a sí mismo volviendo a suspirar calmando sus nervios -Volvamos a casa- Sí, casa, ahora era eso "casa", ¿o estaba errando al utilizar aquella palabra?
Draco L. MalfoyMortífagos || Admin - Mensajes : 326
Puntos : 40
Edad : 31
Re: Pensándomelo dos veces {Draco}
Sabía que él quería lo mejor para los dos y, en aquellos momentos, lo mejor era que no se separasen y que siempre estuvieran con alguien detrás. Pero Draco solía exagerar demasiado, para el punto de vista de la morena, porque siempre salía de la Mansión con dos o tres matones. Sí, para ella eran matones porque estaban cuidándola de que nadie pudiera hacerle daño. Por más que ella le repitiera millones de veces que podía cuidarse sola, sabía que su prometido era un necio tal cual lo era ella misma. Él necesitaba ver que todo estuviera en orden, ella necesitaba aire, libertad. Estaba cansada de tener que salir y avisarle alguien, cansada de tener que salir con dos o tres personas cerca de ella, cansada de estar encerrada, cansada de todo. Lo peor era que la dejaban fuera de la acción. A pesar de que no estaba segura de estar en el bando correcto, quería cerciorarse por sí misma que Draco estuviera bien. Por más que hubieran compañeros que le cubrieran la espalda, Allisson sentía que era la única que podía cuidar de él. Sin Draco ella no existía, y eso lo sabía desde hacía tiempo. Mucho tiempo.
Cuando sintió su fría mano sobre la de ella todos sus pensamientos abandonaron su mente para dejarla en paz. Él era un bálsamo para esas cosas. Y se perdió en sus ojos siéndole imposible no sonreír cuando él se sentó a su lado, sabiendo que la entendía. Siempre había sabido que Allisson era un "alma libre" que no podía quedarse encerrada por mucho tiempo y que necesitaba su espacio. Y aunque a él la idea no le agradaba del todo, estaba segura que la respetaba. Automáticamente, en aquellos momentos, aferró su mano con delicadeza y haciendo presión, intentando de hacerle saber que le encantaba que se preocupara por ella y que estaba más que satisfecha de que la haya ido a buscar. ¿Cómo no podía enamorarse de él si le hacía esas cosas todos los malditos días? Y allí estaba la respuesta a todos sus dilemas: no podía dejarlo porque estaba enamorada. Draco significaba mucho más que su propia vida y por eso mismo estaba donde estaba. Después de todo, había elegido el lado correcto.
El pequeño roce de su piel en su mejilla la hizo volver en sí. Dejó que aquel mechón rebelde volviera a jugar con la brisa, pero ella se lo acomodó de tal forma que no le interrumpiera la visión del rostro de su prometido. Esa manía de lamerse sus labios... Sonrió, pensando aquello y recordando las veces que lo había visto hacer aquello. Cuando calló, Allisson recorrió sus labios con su pulgar de su mano libre. -Nada va a pasarme, lo prometo. Además, ahora estás conmigo- murmuró, intentando tranquilizarlo. Nada iba a sucederle, ni a él ni a ella. Absolutamente nada. No dejaría que eso pasara. Dejó que su pulgar recorriera la línea de su mandíbula volviendo a escuchar sus palabras. No, no quería volver a estar encerrada pero tampoco quería ser un dolor de cabeza para Draco. Sabía que sus preocupaciones en aquellos momentos debían de ser otras cosas y no ella. Por lo que, luego de debatirlo unos segundos, asintió a regañadientes. -Volvamos... Pero con la condición de que hoy te quedes conmigo. O que me lleves contigo, tu eliges- exigió, dejando que una sonrisita se dibujara en sus labios. Estaba cansada de estar sola en aquel lugar. Ella le necesitaba.
Cuando sintió su fría mano sobre la de ella todos sus pensamientos abandonaron su mente para dejarla en paz. Él era un bálsamo para esas cosas. Y se perdió en sus ojos siéndole imposible no sonreír cuando él se sentó a su lado, sabiendo que la entendía. Siempre había sabido que Allisson era un "alma libre" que no podía quedarse encerrada por mucho tiempo y que necesitaba su espacio. Y aunque a él la idea no le agradaba del todo, estaba segura que la respetaba. Automáticamente, en aquellos momentos, aferró su mano con delicadeza y haciendo presión, intentando de hacerle saber que le encantaba que se preocupara por ella y que estaba más que satisfecha de que la haya ido a buscar. ¿Cómo no podía enamorarse de él si le hacía esas cosas todos los malditos días? Y allí estaba la respuesta a todos sus dilemas: no podía dejarlo porque estaba enamorada. Draco significaba mucho más que su propia vida y por eso mismo estaba donde estaba. Después de todo, había elegido el lado correcto.
El pequeño roce de su piel en su mejilla la hizo volver en sí. Dejó que aquel mechón rebelde volviera a jugar con la brisa, pero ella se lo acomodó de tal forma que no le interrumpiera la visión del rostro de su prometido. Esa manía de lamerse sus labios... Sonrió, pensando aquello y recordando las veces que lo había visto hacer aquello. Cuando calló, Allisson recorrió sus labios con su pulgar de su mano libre. -Nada va a pasarme, lo prometo. Además, ahora estás conmigo- murmuró, intentando tranquilizarlo. Nada iba a sucederle, ni a él ni a ella. Absolutamente nada. No dejaría que eso pasara. Dejó que su pulgar recorriera la línea de su mandíbula volviendo a escuchar sus palabras. No, no quería volver a estar encerrada pero tampoco quería ser un dolor de cabeza para Draco. Sabía que sus preocupaciones en aquellos momentos debían de ser otras cosas y no ella. Por lo que, luego de debatirlo unos segundos, asintió a regañadientes. -Volvamos... Pero con la condición de que hoy te quedes conmigo. O que me lleves contigo, tu eliges- exigió, dejando que una sonrisita se dibujara en sus labios. Estaba cansada de estar sola en aquel lugar. Ella le necesitaba.
Allisson LodgeMortífagos - Mensajes : 8
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