La captura de la serpiente {Trama de la Orden}

Sentía un fuerte dolor en su cabeza, la cual no paraba de darle vueltas de una manera incesante y molesta. Abrió los ojos con notable dificultad, aquel acto tan simple se había convertido en un suplicio más que doloroso e incomodo de un momento a otro para el rubio, le era imposible reconocer dónde se encontraba ni nada de lo que había a su alrededor, todavía veía borroso. Tenía el cuerpo entumecido a la par de dolorido. Trató de erguirse, de levantar la cabeza y mirar a su alrededor, de hacer algo, pero aquello no era tarea fácil. Tosió fuertemente y sintió como un poco de sangre salía de su boca, intentó mover sus manos para poder limpiarse la boca pero estas estaban agarradas -¿Pero qué...?- dijo en un susurro mientras comenzaba a forcejear para tratar de librarse de aquél agarre, ¿qué narices estaba pasando?, ¿por qué estaba atado?, por Merlín lo último que recordaba era aquél horrible dolor recorrer su cuerpo. Siguió forcejeando bruscamente tratando de soltarse hasta que decidió mirar a su alrededor, su mirada se topó con nada más y nada menos que la de Potter, este le miraba lleno de ira. Pero...¿qué estaba pasando?. Su corazón comenzó a latir fuerte e incesantemente de manera nerviosa.

Por fin llegó a la guarida de la Orden.Era lo más parecido a estar en casa que podría imaginar en tales momentos.
Exploró el piso y de un vistazo dedujo dónde se encontraría el prisionero. Entró en la estancia cerrando la puerta tras de sí y se apoyó sobre la misma de brazos cruzados.

Ambos estaban ahí. Decidió que, aunque no fuese un trabajo agradable, prefería estar presente por lo que pudiera suceder. Potter no solía perder los nervios, pero temía que lo hiciese y quizás acabase con la vida de Draco en un arrebato de ira.

Posó su mirada sobre el rubio durante un instante. El estado en el que yacía el joven Malfoy era lamentable. Dio un par de pasos hacia él y se acuclilló a sabiendas de que no le podría atacar gracias al conjuro de Harry.
-No te voy a hacer daño - le señaló el pequeño frasco púrpura que tenía entre las manos- este ungüento te aliviará un poco el dolor.

Aquello no podía estar pasando, no podían haberle atrapado así sin más, ¡NO PODÍAN!. Miraba a Potter con una mezcla entre miedo y rabia, ignoraba lo que podía estar pensando ese idiota pero por la expresión de su rostro juraría que nada bueno, ¿qué le harían?, ¿le torturarían para obligarle a hablar?, ¿le utilizarían como carnaza o quizás como chantaje para poder rescatar a su noviecita pelirroja?. Chasqueó la lengua molesto e indignado, seguía sin comprender cómo narices le habían cogido, cómo se había dejado coger y cómo sus "compañeros" le habían permitido a Potter que le sacase de allí, los últimos recuerdos sobre lo que había pasado en Britol estaban difusos en su cabeza, mil y una ideas que corrían de un lado para otro inquietas y lagunas varias que le impedían tener ideas claras sobre lo sucedido. Tragó saliva, tenía la garganta totalmente seca, cosa que era bastante molesta.

Le lanzó una fulminante mirada a aquella joven que acababa de entrar, Cho Chang, así que esa idiota seguía con vida ¿eh?, chasqueó la lengua al verla y trató de moverse ignorando las palabras que Potter le había dedicado hacía a penas unos momentos. El roce de los grilletes con la piel comenzaba a ser incómodo al tratar de moverse. Paró en seco, mirando estático a la joven cuando esta se acercó a él con algo entre las manos, ¿qué pretendía? -¡Aléjate! ¡No me toques!- le gritó lleno de rabia contenida, no la quería cerca, ni a ella ni al cara-rajada. Los miraba desafiante, debía de encontrar alguna forma de salir de ahí como fuese, y rápido.

Enarcó una ceja. La reacción del mortífago le parecía desmesurada. Tan solo había pretendido aliviarle el dolor a esa maldita rata y así era como se lo agradecía.
Le fulminó con la mirada y guardó el frasco en uno de los bolsillos interiores de su chaquetón.

- De acuerdo, si prefieres retorcerte por el dolor es tu decisión. Cuando no puedas soportarlo más recordarás este momento - respondió con arrogancia.
No se consideraba a sí misma una persona cruel en absoluto, pero tampoco sería ella la que discutiese para que el joven Malfoy aceptase su ayuda.

Se levantó y con un suave gesto de cabeza recolocó su cabello con elegancia. Cruzó una mirada significativa con Harry y decidió volver a acomodarse al lado de la puerta.
A no ser que se necesitasen sus habilidades como enfermera poco podría hacer allí.

Nuevamente otro viaje movidito para regresar a un lugar seguro y escapar así de Bristol, aún estaba ligeramente desconcertado respecto a lo último que había sucedido en aquél lugar, y es que, para cuando se dio cuenta se encontraba en medio de una batalla campal y seguidamente corriendo por las frías calles de aquella ciudad tras haber visto como su amigo se desaparecía junto a Malfoy, no entendía nada. Llegó a la puerta de aquella casa de muggles en Grimmauld Place con un ligero mareo debido a la desaparición, dudaba que llegase a acostumbrarse a ellas algún día, entró en la casa con cuidado mientras miraba a su alrededor -¿Harry?- preguntó con ligero miedo, sabía que aquél lugar estaba protegido con un sinfín de hechizos pero a esas alturas se podría decir que no se podía confiar en nada ni nadie. Se adentró en el lugar al ver la figura de Cho junto a la puerta de una de las salas, se acercó a ella y le dedicó una leve sonrisa fingida a modo de saludo, lo último que se le apetecía en aquél momento era sonreír. Vio a su amigo y optó por acercarse -Harry, ¿qué ha pasado?, ¿cómo os encontraron los mortífagos?, ¿por qué no enviaste un patronus para que fuésemos a ayudarte?- dijo el pelirrojo dando comienzo a un interrogatorio a su amigo, vio que este estaba inmóvil y con gesto de enfado mirando al frente, siguió el camino que seguía su mirada encontrándose con un Draco Malfoy malherido e inmovilizado en el suelo, su gesto se tornó en furia, al fin tenía a ese malnacido donde debía de estar -Tú...- dijo en a penas un susurro. Pasaron unos minutos de horrible silencio en el que sólo se cruzaban miradas de odio unos a otros, se acercó al rubio y lo agarró por el cuello de su camiseta y el nudo inicial de su corbata con su mano buena y lo apretó con furia -¿Dónde está Ginny?, ¿¡Dónde tienes a mi hermana maldito perro!?, ¡te juro que como no me la devuelvas acabaré contigo!- le espetó en la cara soltando así toda aquella rabia que había contenido tanto tiempo atrás mientras una lágrima salía por su ojo izquierdo demostrando debilidad. Necesitaba a su hermanita de vuelta.

Mientras unos intentaban capturar a Potter y matarse en un duelo por saber que bando ganaría, otros se quedaban atrás para prevenir. Sabia cual era mi cometido en todo esto y participar en aquella batalla no era, ni tan siquiera se acercaba a lo que se me había encomendado. Estaba al tanto de lo que pasaría aquel día de lo que no estaba seguro era del resultado de la batalla entre mortifagos y miembros de la orden. Ella era buena en sus predicciones y no solía fallar.

Los años que llevaba en la orden me había hecho asegurarme de no olvidar el sitio donde se ocultaba el escondrijo de la Orden así como de los hechizos que guardaba en su interior. Para mi sorpresa, al entrar al refugio de Grimmauld Place y llegar a la sala donde Harry, Ron y Cho estaban, no esperaba encontrarme al rubio como prisionero, encadenado de manos. Ella podía ver infinidad de cosas y otras tantas que se escapaban a su poder de visión futurista. Una sonrisa divertida se dibujo en mi rostro. Me hubiera gustado ver como había acabado de tal estado siendo prisionero.
Me quede de brazos cruzados apoyado en la pared oyendo como Weasley lanzaba su primera amenaza sobre el rubio, unas simples amenazas no le iba a servir de nada...

Llego, cansado mientras que a su alrededor se formaba el cielo, que aun se tornaba oscuro, vio el la entrada de la casa de Grimmauld Place, mientras que su respiración se tornaba mas normal, giro rápidamente hacia la rubia con la que había llegado a el lugar, ¿Por que le habría traído? se preguntaba, pero no podía ponerse a perder tiempo, vio que la chica estaba herida, y ahora no era el mejor momento para interrogarla, ahora debía reunirse con Harry y los demás, para saber que harían ahora que tenían a Malfoy en Su poder.

Tu varita - Le dijo a la Rubia, mientras que con la suya tomaba la de ella, para luego hacerle una seña para que lo siguiera, mientras que se concentraba en llegar pronto con os demás - Vamos, hay que curarte esas heridas - Dijo mientras que habria la puerta de la casa y la dejaba entrar, y se guardaba la varita de ella en un bolsillo.

Lo siento debes esperar aquí - Dijo mientras que subía por los escalones sin dejar de ver a la chica. Siguió caminando mientras que a el llegaban las vocees de Malfoy y Los demás, en especial la de Ron se escuchaba Molesto y no era para Menos, ese Imbecil de Malfoy había mantenido a Ginny atrapada en su mansión hace ya demasiado. Llego por fin a la Habitación donde estaban los demás, al entrar vio a Ron tomando a Malfoy fuertemente del cuello, y a Harry con una mirada de furia en su interior.

Cho, puedes ayudar a la chica que esta abajo - dijo al ver a la chica, junto a la puerta, mientras que se acercaba a ron y lo separaba de Malfoy, aunque no le gustara no podía dejarlo, si no lo mataría y su plan para rescatar a Ginny y los demás fracasaría. - Tranquilo Ron, este Imbécil pagara por lo que hizo - Dijo con algo de furia en su interior también.

Llegué con Neville hasta la casa. No dije nada, por una vez en mi vida no tenía ganas de hablar, de hacer nada. Simplemente le seguí, y le tendí la varita cuando me la pidió. Estaba desanimada, no pensé ni en atacar ni en defenderme, si alguien hubiese querido matarme podría haberlo hecho ahí mismo.

Observé que guardaba mi varita, sentía que estaba desprotegida, pero total, daba igual. Tenía ganas de tumbarme a llorar, me dolía todo y mi boca no emitía ni un solo sonido de queja. La sangre de mi camiseta era, en parte, de Malfoy, no mía, pero tenía los brazos arañados por mis uñas, y tenía la cara llena de rasguños y un golpe en la cabeza, que sangraba débilmente. Mi pelo rubio,enmarañado. Debía de estar horrible.

Me quedé quieta donde el chico me indicó, me pareció lo indicado, adecuado, como quisieses llamarlo. No quería problemas. Oí voces ahí arriba, nunca pensé que estaba Malfoy ahí, la verdad es que tendría que haberlo deducido, pero quizás el dolor de cabeza no me permitía eso o simplemente trataba de aislarme de todo.

Me quedé quieta en el vestíbulo, mirando a mi alrededor, temblando. Tenía frío de nuevo...

Se odiaba tanto a sí mismo como al resto de aquellos supuestos compañeros que debían de haberle ayudado pero que sólo habían permitido que él, ÉL, Draco Lucius Malfoy, acabase en manos de la Orden siendo llevado por nada más y nada menos que Potter, aquél al que debían de capturar. La impotencia e ira que sentía en aquél momento eran inmensurables, ambas sensaciones se podían notar en sus palabras, en cómo le había respondido a aquella estúpida y en cómo respondería si alguien volvía a acercarse a él. Asquerosos idiotas. Gruñó en silencio mientras fulminaba a Potter con su mirada, ese malnacido no sabía dónde se estaba metiendo con todo aquello. Giró la cabeza al escuchar la entrada de alguien más, oh, la zanahoria Weasley, lo que faltaba. Cuando este le agarró bruscamente por la ropa y le reclamó a su estúpida hermanita el sólo se dignó a sonreír con malicia, si se creía que la iban a rescatar tan fácilmente la llevaban clara. No dijo nada, no se volvió a intentar mover, ¿para qué si no podría soltarse y sólo conseguiría hacerse más daño en sus muñecas?, se quedó allí mirando a Weasley con una amplia sonrisa de victoria al ver su reacción mientras que pasaban los minutos y un silencio sepulcral inundaba la sala, sólo entonces se decidió a hablar -Deberías andar con cuidado, Potter...tú y todos esos idiotas amiguitos tuyos...no sabéis dónde os estáis metiendo con todo esto y os aseguro que acabaréis muy mal...por una vez en tu vida sé una persona coherente, déjame libre y entrégate...todo será más fácil para ti y el resto de tus...compañeros y amigos...- hizo una pequeña pausa en la que sólo se dignó a chasquear la lengua -Dime...Potter...¿cuántos de tus amigos han caído ya?, ¿y cuántos han sido capturados por nosotros?- una nueva sonrisa mucho más fría y malevola que la anterior se dibujó en su rostro, sabía perfectamente que aquél era el punto más flaco de Potter y su afán de héroe, así que era obvio que atacaría ahí sin piedad -¿De verdad piensas permitir que muera y sufra más gente?, sé una buena persona y haz las cosas como debes ¿quieres?-

Desvié la mirada hacia el recién llegado y asentí.
¿Chica rubia? ¿De quien se trataba? Debía de ser importante, de modo que abrí la puerta y me encaminé hacia abajo.
Me agarré con suavidad al pasamanos mientras por mi mente se cruzaban cientos de pensamientos.
Llegué a donde se encontraba Ginevra y abrí ligeramente la boca de la impresión. Camiseta ensangrentada, arañazos en los brazos...
Neville había hecho bien al mandarme a ayudar a la joven.
Noté que tiritaba y le acerqué una manta, arropándola cuidadosamente. Depositando el cálido trozo de felpa sobre sus hombros.
-Vengo a ayudarte, intentaré que te estabilices, no debería de doler mucho, pero será un poco molesto - respondí con tranquilidad e inspiré hondo. Curar todas esas heridas no sería sencillo.

El miembro 'Cho Chang' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'Básico' : 3

Había separado por fin a Ron de el cretino de Malfoy, aunque con gran esfuerzo el pelirrojo estaba realmente molesto y no era el único tanto el como Harry, se encontraban muy mal por haber perdido a Ginny después de la batalla de Hogwarts, pero ahora no podían flojear y dejarse llevar, si no perderían la posibilidad de recuperarla que Malfoy les brindaba como prisionero.

Ya Ron Tranquilo, lo necesitamos - Dijo en voz baja a el chico, mientras que asentía, antes de que Cho saliera de la sala. Luego vio a Potter, mientras que dejaba a Ron lejos de Malfoy, y iba hacia Harry debía decirle, que la chica rubia estaba aquí también, antes de que otros miembros de la orden llegaran y se creara un problema.

Harry... - dijo acercándose a el chico, cuando se detuvo de repente al escuchar a Malfoy hablar, como podía hablar así estando en aquella situación. El chico no pudo evitar enfurecerse, cuando al mirar a Malfoy vio aquella maldita sonrisa, que mostraba cuando se burlaba de sus amigos caídos.

Cállate Malfoy, antes de que te mate - Le dijo enfurecido mientras se acercaba al chico - No es por Harry, nosotros y nuestros amigos hacemos todo esto por, que no nos rendiremos ante gente como tu - Mientras hablaba en su rostro aparecía una mirada llena de ira que iba dirigida hacia Malfoy, esta vez si estaba enfurecido, y no soportaría otra palabra de el, insultando la memoria de sus amigos caídos.