Here we go again... {Astoria}

Daniel suspiró mientras salía de la extraña tienda, había estado en el callejón Knockturn un par de veces en toda su vida, y con eso para él era mucho más que suficiente ¡Qué lugar más horrible! Suspiró, molesto por el horrible tiempo que hacía en Londres aquella temporada... por no decir siempre y se cubrió con la chaqueta la cabeza mientras se metía en el primer bar que encontró. Craso error. Todo el mundo se volvió a mirarle y se sintió repentinamente incómodo, fuera de lugar. "Vamos, se un mortífago, tienes que aparentarlo" evitó tragar saliva y levantó la barbilla de forma altiva, recolocándose bien la chaqueta con todo el orgullo que le fue posible encontrar y se encaminó hacia la mesa más alejada de todo el mundo con toda la lentitud del mundo, como si hubiera estado allí millones de veces, mientras se esforzaba en que su paso no se acelerara demasiado y le delatara, se fijó en quién estaba en la mesa a la que se dirigía.

Astoria, una chica "de su equipo", no le caía mal y podían haber llegado a ser amigos... pero eran, y en el fondo Dan lo sabía, enemigos por naturaleza, no podía creer que alguien como ella apoyara la causa de los mortífagos, pero como, teóricamente, él también la apoyaba, lo mejor sería seguir con su interpretación, se sentó con ella, dejando la bolsa de hierbas y otros ingredientes en el suelo a su lado y le indicó al camarero que le trajera una cerveza de mantequilla y a ella otra copa de lo que había estado tomando:
-¿Qué pasa Ast? -dijo, acomodándose en su asiento- ¿Día de compras?

La poción aun tardaba y su transformación estaba cada vez mas cerca, seguía tosiendo y la sangre ya manchaba su jersey. Lo miré de nuevo cuando dijo que teníamos que salir al bosque, seguramente ya estaba acostumbrado a transformarse sin tener a nadie que cuidara de el, pero y si salíamos y la poción estaba lista...
-Descuida te castigaré por haberme mentido
Sonreí de medio lado volviendo a mirara al caldero. "Vamos, vamos!" Esperaba no tener que usar la varita contra el, siempre había odiado hacer daño a la gente, por mas que fuera mortifaga y tuviera que hacerlo siempre intentaba causar el menor daño posible dentro de lo creíble.
Subirme a un árbol no serviría de mucho aunque no descartaba esa posibilidad una vez estuviera frente a la criatura. De nuevo me dijo que me fuera, que esto era peligroso, lo miré frunciendo el ceño acercándome a el.
-No me voy a ir. Dije que te iba a ayudar, y eso haré. No falto a mi palabra
En estos momentos echaba de menos tener un gira-tiempo, de haberlo tenido la poción estaría ya preparada con antelación. me acerque por ultima vez al caldero para ver si ya estaba...

Si la poción funcionaba al completo, ella estaría a salvo, pero Dan sospechaba que era demasiado tarde para eso, se había retrasado yendo al bar, tomando algo, mintiéndole sobre lo de aquellos papeles... la miró cuando dijo que lo castigaría, no sin cierta sorpresa, y vio que, realmente, no pensaba irse. Entonces, la poción adoptó el tono que a Dan le costaba tanto alcanzar y él se apresuró a quitar el caldero del fuego, miró por la ventana y vio que faltaba apenas unos minutos para la luna llena, cogió la poción tan pronto como pudo y se la bebió. El mismo sabor horrible de siempre, pero algo distinto.

Tal vez estaba mejor hecha, tal vez funcionaba, tal vez no tenía que transformarse, su tos paró y sus huesos parecieron mantenerse quietos un segundo. Pero esa paz no duró y sintió como todo empezaba otra vez, más despacio sí, y tal vez con menor dolor, pero iba a transformarse. La poción haría el efecto acostumbrado, lo volvería un poco menos peligroso.
-Si vas a venir, más te vale estar alerta -dijo, y limpiándose la sangre de la mano en la chaqueta y terminándose la poción, tiró de ella para marcharse hacia el bosque- Gracias -susurró, su cuerpo al completo seguía revolucionado, pero al menos sabía que se debilitaría tanto al ser un hombre lobo que apenas podría hacerle daño.

Y es que hubiera necesitado ingerir horas antes muchísima más cantidad de poción como para no transformarse, al menos, el lobo iba a ser más débil, y la transformación, menos dolorosa.

Sintió como poco a poco, los efectos de la poción ralentizaban su transformación ¿Acaso la pararían? No era buena idea comprobarlo sin tomar precauciones, siguió caminando hacia el bosque y encontró la cueva a tiempo cuando su columna vertebral pareció aumentar y él soltó un grito de dolor. Aceleró el paso y se apresuró a meterse en la cueva y quitarse la chaqueta, allí había traída el mismo un par de días antes una mochila con ropa, puesto que la que llevaba puesta no dudaría.

En cuanto hubo terminado con las cadenas, le sobrevino otro ataque de tos, que contuvo como pudo mientras intentaba darle instrucciones a Astoria, le hizo un gesto para que se acercara una última vez:
-Tal vez no me transforme al completo, si la poción hace efecto rápido -dijo, mientras sentía removerse hasta el último hueso de su cuerpo y contenía un grito de dolor- De todos modos si ves que estás en peligro corre.

Dan sintió las palabras de ella en el fondo de su corazón, que latía con fuerza en su pecho, repartiendo sangre por todo su cuerpo, esparciendo más y más rápido la poción "Por favor, por favor que funcione" suplicó el chico mentalmente. Ella le acarició la mejilla y depositó allí un beso, Dan la miró con el rostro contraído en una mueca de dolor, aunque realmente sólo pensaba en que eso bien podría ser que se estaba enamorando. Sabía que le había mentido y no había avisado a nadie, sabía que tal vez se transformaba y no se había marchado.

Se dobló por la mitad, haciendo tintinear las cadenas, mientras tosía sangre otra vez, luego trató de incorporarse y vio la luz de la luna desde la boca de la cueva. Un rayo de esperanza le atravesó el pecho. Si la transformación no había empezado todavía, tal vez ya no lo haría, aún así, su cuerpo parecía querer torturarlo y gritó cuando sintió que sus huesos querían cambiar.

Un nuevo ataque de tos, los huesos del chico seguían quejándose, como si la poción y la luna compitieran en velocidad, la luna intentaba transformarle, la poción, detener el proceso ¿Quién ganaría? Estaba por ver. La luna seguía ascendiendo en el cielo y poco a poco, su luz entró en la cueva y lo iluminó por completo. Dan cerró los ojos con fuerza, lo último que había visto había sido a Astoria, pegada a las paredes de la cueva con los ojos cerrados, horrorizada. Y soltó un grito cuando su columna pareció retorcerse y volvió a escupir sangre.

Pero no estaba cambiando, el dolor era insoportable y parecía estar a punto de transformarse, pero ya tendría que haberlo hecho, abrió los ojos, tan feliz como dolorido por los efectos de la luna en su cuerpo:
-¡Funciona! -exclamó y tosió otra vez sangre, sus huesos parecían asentarse y calmarse, pero no había pasado el peligro por completo- ¡Funciona, funciona! -continuó, nunca había pensado que la poción le ayudara realmente. Seguía estando fatal físicamente en aquel momento, pero no sufriría la transformación pro completo, de lo contrario, ya lo habría hecho cuando la luna hubiera salido- No sabes cuanto te lo agradezco... no sabes... -cuanto alivio le producía no ir a convertirse en lobo era indescriptible para el joven, y dijo esas palabras mirando a la chica, esforzándose por sonreír con los labios todavía manchados de sangre.

La muchacha, que había parecido tan asustada momentos atrás, se acercó a él y le limpió la sangre de los labios, Dan levantó la mirada topándose con los ojos de ella. Había tantas cosas que quería decirle que se amontonaban en su garganta, pero no dijo ninguna, sino que se limitó a tratar de no gritar de dolor otra vez. Quería decirle que la quería, que odiaba que se hubieran conocido en aquellas circunstancias, que sentía haberle mentido, que sentía que se vieran atrapados en aquella guerra, que de haber sido las cosas de otro modo... ¿Pero acaso no está el amor para superar barreras? Sí, en efecto, Dan se había enamorado de ella, de sus gestos, de su ayuda, de sus intenciones con él.

Se esforzó en sonreír, y vio como la luz de la luna le alcanzaba, sin que causa otro efecto que más y más dolor, pero no la transformación, esa vez, no pudo evitar gritar, volvió el rostro para que ella no lo viera, y luego la miró:
-Siento que tengas que ver esto... peludo soy mucho menos chillón -bromeó para calmar la tensión.

Ella le devolvió la sonrisa y Dan, en consecuencia, le sonrió otra vez, era la primera vez en mucho tiempo que sonreía en una situación como aquella, y la verdad era que encadenarse sólo a una cueva durante cada luna llena no era tarea agradable, precisamente. Aunque lo peor había sido cuando había estado en Hogwarts, allí apenas podía ocultarse, tenía que salir en mitad de la noche a toda prisa, y luego hacerse el sueco cuando el director buscaba al culpable de algún destrozo en el bosque o las instalaciones del campo de Quidditch.

Cuando mencionó lo del castigo por mentirle, la expresión de él cambió a una más tensa y se mordió el labio:
-Astoria yo... -empezó, pero su caja torácica parecía aumentar demasiado con cada inspiración, como le ocurría justo antes de transformarse, sólo que aquella vez, no llegó a hacerlo, simplemente, escuchó el característico crujido de alguna costilla que se fracturó y soltó un grito, doblándose por la mitad y retorciéndose de dolor. Para cuando pudo volver a hablar, la miró a los ojos, intentando parecer lo más sincero posible- Lo siento, lo siento de veras, yo... tenía que mantener... ya sabes... yo no soy un mortífago -dijo, y le sobrevino otro ataque de tos.