Sweet Disposition [Anna K.]

Paseaba por una de las habitaciones de la casa de los gritos esperándola... Después de aquel encuentro que habíamos tenido unos días antes en Bristol, no había podido dejar de pensar en ella, ya teníamos 3 años sin vernos sin tener ningún contacto. Recuerdo perfectamente cuando le susurre a la lechuza pequeña y gris que buscara a Anna Kocran y le llevara esa carta que estaba atada en una de su patas.
La carta decia lo siguiente...





La noche era muy helada y silenciosa así que solo podía escuchar el suave susurrar de mi túnica rozando el suelo. Esperaba que de verdad viniera era muy importante para mi verla bien y a salvo, tal vez podía encontrar una manera de proteger a Anna de esta horrible y estúpida guerra.

Releí por quinta vez la nota esa tarde. Llevaba sin saber de él años, tras mi partida del instituto. El que eligiéramos caminos separados, sin mantener contacto había echo mucho daño en nuestra amistad y no estaba segura de como estarían las cosas entre nosotros. Suspiré nerviosa levantándome de la cama mientras pensaba si ir o no. Mejor dicho, que me pondría para ir. Estaba bastante nerviosa, muchísimo. Decidió relajarse dándose una rápida ducha. Preferí vestir de oscuro, para pasar mas desapercibida por el pueblo. Un sencillo vestido negro, unas medias claras, las zapatillitas negras y la varita enganchada a la liga. Por encima la capa negra gruesa que le regaló su padre. No decidió llevar nada mas, porque le estorbaría en el camino. Miró la hora y decidió salir con tiempo.

Me encantaba andar por aquel pequeño pueblo cuando era de noche. Hacía una noche despejada y en el cielo se apreciaban en todo su esplendor las estrellas. No llevaba puesta la capucha, para que la gente de allí me reconociera como la viajera que se hospedaba en el pequeño hostal. La gente estaba muy susceptible con los mortífagos. Suspiré pensando si Andrew ya habría llegado. ¿Cómo estaría? ¿ Seguiría igual, o incluso mas atractivo? Su nota aun jugueteaba entre mis dedos. Llegue al final del pueblo y me puse la capucha, llevando mis pasos hacia la casa de los Gritos. Una pequeña luz tintineaba en una de las ventanas y una sonrisa apareció en mis labios.

Caminé hasta la entrada y abrí cuidadosa la puerta. Dejando que la luz de dentro me bañase. Y recortado por la luz allí estaba, esperando inquieto. Me dieron ganas de salir corriendo a abrazarlo pero decidí reprimirme y mirar por la puerta para ver si me había seguido alguien. Ni un alma cruzaba la zona, así que cerré la puerta y quité mi capucha dejando que mis tirabuzones cayesen a ambos lados de la cara. Sonreí mirando a Andrew y ande hacia el controlando mi respiración.

- Hola.- Dije tímidamente.

Me quite los guantes de piel de dragón y los lance a una mesa que había en la habitación. Ya era medianoche por que tardaba tanto, o bueno a mi parecer ya había tardado demasiado. Tal vez no vendría y justo cuando estaba pensando seriamente en tomar mis guantes e irme de ahí, escuche su suave y melodiosa voz, gire mi cuerpo hasta que mi vista se poso sobre ella.
Me quede durante unos segundos congelado en mi sitio admirándola, tan hermosa como siempre con el cabello castaño suelto sobre sus hombros, sus enormes y expresivos ojos mirándome, no resistí mas y con pasos largos acorte la distancia entre nosotros, tome su pequeña cintura entre mis brazos y levantando un poco su cuerpo del suelo, la estreche entre mi pecho y mis brazos. -te he echado de menos- le dije mientras hundía mi rostro en su cabello, su exquisito aroma me invadió por completo, cerré los ojos mientras seguía aturdido por su aroma.
Estaba sana, estaba a salvo y sobretodo estaba en estos momentos en mis brazos.

Sonreí dejándome llevar por sus brazos mientras inhalaba su aroma una vez mas. Recordé la ultima vez que nos habíamos visto, en la estación de tren, cuando cogíamos caminos y destinos distintos. Su voz llegó a mis oídos como una dulce melodía antigua, escondida en un viejo cajón. Me separé un poco de él, para observarle bien, con una amplia sonrisa en los labios. Tenía la mirada mas dura, y los aires de niños ya se habían ocultado. Sus facciones se había marcado un poco mas, y lo hacían casi mas bello.

- Yo también te he echado de menos, mucho.- Dije casi en un susurro.

Coloqué un mechón de mi cabello tras la oreja, descolocado por un pequeña brisa que recorría la entrada a la casa. Sonreí y comencé a andar hacia el salón para sentarme y así poder hablar con mas tranquilidad. Al pasar junto a él, cogí su mano y di un pequeño tironcito de él para que me siguiera, sonriendo mientras me perdía un poco en sus ojos. Fui guiando nuestros pasos hasta el salón y allí me dirigí hasta el sofá. No solté su mano por miedo a que desapareciera, sin mas. Y volviera a dejar de verle como todo este tiempo. Me senté cuidadosamente colocando mi vestido y haciendo un hueco a Andrew. Observé que la chimenea estaba encendida, con lo cual, deshice el lazo de mi capa, la cual cayó tras de mi sobre el sofá.

- ¿Cuanto tiempo hace que no nos vemos?- Dije mirandole sonriendo.- ¿Cuantas cosas que contar en esta, nuestra noche?- Reí acomodando mi cabello.

Me quede paralizado, aun aturdido por su aroma y su cercanía, deje que tomara mi mano y me jalara hacia ella y el pequeño sillón que había en el salón. Mis ojos aun clavados en los suyos, cambiaron sus movimientos y recorrieron el cuerpo y el rostro de Anna.
Sus facciones ya no eran las de la niña pequeña que había conocido, sus hermosos ojos seguían siendo igual a como los recordaba, mire con detenimiento cada una de las pequeñas pecas que adornaban sus mejillas, mi mirada bajo a sus labios, viendo que parecían suaves y delicados de un color rosado tan intenso que parecía que te llamaban para besarlos, su cuerpo se había desarrollado aun mas, para dejar atrás a una adolecente y convertirse en una mujer. Una hermosa mujer.
Negué con la cabeza intentando despejarme, me estaba desviando de mis propósitos de esta noche, tome asiento en el pequeño espacio que me había dejado a un lado de ella –demasiado tiempo- dije en un susurro respondiendo a su pregunta.

Nuestras manos aun estaban unidas así que entrelace nuestros dedos para darle más intimidad a ese pequeño gesto. Pude ver su cabello alborotado por la fría ventisca que se colaba en el salón, así que con mi mano libre me dedique a acomodar unos mechones de cabello detrás de sus orejas para dejar su frente despejada. Nuestra noche pensé, la de nuestro reencuentro. Escuche sus últimas palabras y de nuevo adopte una postura seria. –Solo hay una cosa que contar Anna y es que debes irte de Europa- le susurre –esta guerra es demasiado peligrosa y en algún momento cualquiera de los bandos querrá reclutarte- le confesé el verdadero propósito por el que estaba aquí, que era conseguir que se alejara de Europa, para que así no llamara la atención y pudiera encontrarse a salvo.

Sonreí enlazando sus dedos con los mios, mientras distridamente, acariciaba su mano con mi dedo. Cerré los ojos sintiendo su mano acomodar mi cabello, sintiendo pequeños y ligeros toques en mi mejilla, suaves y cálidos como su mano. Me hacía recordar a la veces que nos estábamos huyendo de las clases en la torre de astronomía o en el invernadero. Siempre habia corrientes de aire, que entretenían a Abdrew recolocando mi cabello. No dejaba nunca que me lo sujetase en esos momentos. Me dejé perder en sus ojos mientras me hablaba. Esos ojos serios y preocupados que me miraban escondiendo un inmenso cariño. Me hacía recordar cuando siempre trataba de protegerme de todo. Reí cuando acabó de hablar y me tomé unos segundos para responder.

- Oh vamos, no pretenderás que deje todo y me vaya sin más. Y mas siendo tú, sabiendo como soy. Sabes lo que opino sobre que queráis protegerme tanto, y lo odio. Ya no soy esa joven inocente que no sabía valerse por si misma, que te necesitaba para enfrentarse al mundo. Llevo tres años viviendo sola, viajando y valiendome sola. Estudiando, fotografiando, criando y cuidando dragones.- Me levanté un poco de la manga del vestido enseñándole el brazo, una pequeña cicatriz rosada.- Y no siempre salgo bien parada, pero aprendo de los golpes. No pretendas que deje todo y desaparezca. Sufiiente tengo que aguantar estar bajo la protección de mi padre en Bulgaria, como para que me toque también hacerte meterte a ti en problemas. A parte, no pienso dejar a mis amigos solos. ¿Qué pensarían de mi? Quiero ayudarles, llevo sin meterme a un bando tres años y he conseguido seguir bien, viva.- Suspire levantandome y soltando su mano.- si querías que viniera para esto, podrías no haberlo echo. No quiero ni necesito la protección de nadie...

Sentí como el calor de su mano abandonaba la mía, la mire ponerse de pie y la imite, puse mis manos sobre sus hombros, le mire fijamente –se que eras una mujer fuerte e independiente, se que sabes cuidarte sola, basta mirarte dos veces para saber que has cambiado y que ya no eres aquella pequeña por la que algunas veces tenía que golpear Slytherins por haberte molestado- acaricie sus suaves hombros sintiendo el calor que desprendían, mis manos subieron lentamente hasta llegar a sus mejillas –pero entiende que eras más importante para mí de lo que parece- le mire aun mas fijamente –esta guerra está creciendo aun mas que desde los últimos 3 años- yo estaba enterado de que el señor tenebroso no descansaría hasta encontrar a Potter y que mataría a todo el que se atravesase en su camino –no quiero que estés tu involucrada, quiero que estés a salvo- no quería decirle que yo pertenecía por obligación al bando de los mortifagos, me avergonzaba, ¿acaso me abandonaría si le contaba?. No creía soportarlo ahora que nos habíamos vuelto a encontrar, mis sentimientos por ellas crecieron aun mas, como el fuego que era alimentado por la madera.
Mis manos bajaron hasta su cintura, tal vez no era el momento, pero entonces recordé sus palabras anteriores. Nuestra noche…
La acerque más a mi cuerpo tomándola por la cintura –No podría vivir si algo te sucediese, no eres consciente de lo mucho que te quiero- me acerque a ella y junte mis labios con los suyos. Solo espera no ser rechazado, pero si lo era, jamás pediría disculpas por haberla besado.

No sé qué me impresionó más. Si su cercanía, sus palabras o el cálido beso que me estaba dando. Enlace mis manos tras su cuello, elevandome un poco para corresponder mejor. Miles de emociones y sensaciones surcaban y recorrían mi cuerpo. Sus brazos, rodeandome, hacían que me sintiera chiquitita y protegida, pero su beso hacía que sintiera un escalofrío por la espalda. Noté como el vello de mi nuca se herizaba al igual que el de mis brazos. En mi estomago, un sinfín de maripsas voleteaban sin control mientras mi pensamiento solo se centraba en besarle.

Me separé despacito de él y me sonroje directamente al mirarle a los ojos. Desvie mi mirada mientras reposaba mi cabeza en su pecho, y lo abrazaba. Le quería, y lo había echo siempre, pero nunca había tenido valor para decirselo. Y después de su confesión, me sentía un poco aturdida. Me quedé en silencio unos segundos mientras ordenaba mis pensamientos, mientras dejaba embraguiarme por su aroma. Le miré nuevamente a los ojos.

- No quiero que por mi culpa, te metas en problemas. ¿Qué vas a hacer? ¿Revelarte ante el Señor Oscuro? ¿Hacer a medias el trabajo que te diga? - Le miré as seria y preocupada.- No podría perderte, no otra vez después de haberte vuelto a encontrar. Y si te perdiera sería para mi otra vez horrible, sentir que me falta algo, que necesito a esa persona que realmente me hace feliz. Ahora estoy realmente segura de que no quiero perderte.

Me respondió el beso, sentí como sus labios se movían junto con los míos, sentí sus brazos rodear mi cuello y como intentaba elevarse para unir mas nuestros labios, justo cuando estaba a punto de cargarla, se separo lentamente de mi y gruñí en el acto, pero después relaje mi postura.
Mis ojos se abrieron debido a la sorpresa –t-tu-u c-como sabes que sirvo al señor oscuro- pregunte balbuceando mientras colocaba mi dedo debajo de su barbilla y la miraba fijamente –bueno no sé lo que voy a hacer en cuanto eso pero ahora no me importa, solo quiero estar contigo- me incline un poco, pues yo era mucho más alto que ella, jale su mentón y volví a juntar sus labios con los míos. Pedí acceso a su boca mientras mi lengua pasaba suavemente por el contorno de sus labios.
Mi corazón se incho a recordar sus palabras No podría perderte, no otra vez después de haberte vuelto a encontrar. Y si te perdiera sería para mi otra vez horrible, sentir que me falta algo, que necesito a esa persona que realmente me hace feliz. Ahora estoy realmente segura de que no quiero perderte. es que acaso ella ¿sentía lo mismo que yo?, ¿correspondia mis sentimientos?. Se que sonaba como un idiota enamorado , pero era verdad lo estaba, y con ella yo no estaba dispuesto a esconder mis sentimientos.
Tenia que encontrar una forma de sacarla del continente a salvo, y despues encontrarme con ella, no podría estar separado de ella, ya no…

Reí al observar su reacción ante mis palabras sobre su bando. Sentí como cogía suavemente mi barbilla, mientras me dejaba perder un poco en la profundidad de sus ojos.- Oh, vamos, es fácil saberlo. Tu atuendo es totalmente de mortifago, como te mueves, tus palabras. Te conozco realmente bien como para darme cuenta de esos detalles. A parte, olvidas que mi padre lo es. Lleva dos años intentando que ingrese a las filas junto a él, pero no puedo simplemente meterme en un bando.-

Acaricie su mejilla mientras hablaba, sintiendo la suavidad de su piel, aun cubierta por una pequeña barba, sintendo el cosquilleo n la ounta de mis dedos.- Recuerdo tantas veces que hablamos cuando eramos mas pequeños. Cuando no querías tener barba, porque decías que quedaba demasiado de machote y mirate. Al final me hciste caso y te la dejaste. Unos años después.- Reí.- Sincermante, me gustas mas asi.

Me deje llevar por el beso, sintiendo sus brazos rodeandome y levantandome un poco del suelo. Siempre había sido mas alto que yo, y siempre había sabido como sacar provecho de ello. Sentí su lengua en mi boca y la dejé danzar junto a la mia, pegandome mas a él, haciendo mas intenso el beso si era posible. Sinceramente no sabía bien que sentía por mi, pero no me importaba en ese momento. Había esperado mucho tiempo para estar así. Disfrutando de su abrazos y de us cálidos besos.

La tome en brazos mientras le seguía besando, camine hasta el pequeño sillón donde segundos antes habíamos estado, me senté y la coloque sobre mi regazo, acaricie sus delicadas mejillas, su cabello castaño, su espalda, su cintura y me sentí en el paraíso. A pesar de todas las cosas terribles que estaban pasando, estaba aquí con ella entre mis brazos, besándola, cuidándola y protegiéndola. El aire comenzó a hacernos falta a causa de aquel apasionado beso que estábamos teniendo así que en contra de mi mismo decidí separar nuestros labios, deje aun nuestras frentes juntas, cuando abrí los ojos los clave en lo suyos -eres muy observadora- le susurre mientras que mis dedos acariciaban su cuello. Volví a tensarme en cuanto me conto los deseos de su padre -por favor no lo hagas, no te unas a ellos no son de confianza, yo mejor que nadie lo suave- ahora más que nunca debía protegerla y decirle, era el momento.
Di un casto beso a sus labios -se que tal vez es demasiado pronto, que después de 3 años sin vernos, pienses que es muy precipitado pero..- tome un mechón de su cabello -estoy enamorado de ti, y no pienso dejarte de nuevo, quiero que estemos juntos- tome una de sus manos y las envolví entre las mías. -y quiero saber ¿qué piensas tu? y ¿que sientes respecto a mi?, ¿me darías la oportunidad de estar junto a ti?Le mire nervioso y espere a su respuesta.

Me enganché a él dejándome llevar al sofá mientras seguía disfrutando de su cálido y apasionado beso. Sentí su pecho pegado al mio, el calor que desprendía y me arropaba. Su corazón se notaba deprisa, latente, acompasado casi con el mio. Sus caricias hacían que mi cuerpo sintiese una rara corriente, que me hacía sentir diferente, especial. Me quejé un poco cuando despegó sus labios de mi, apoyando su frente sobre la mía, sintiendo sus grandes ojos fijos en mi. Reí con su comentario mientras acariciaba su nariz con la mía.- Siempre lo he sido, deberías recordarlo. ¿No ves que siempre veía las marcas de pintalabios mal borradas de tu cara, aunque negases que fuera eso? - Reí aun mas recordándolo.

Suspiré sintiendo sus caricias, que me hacían evadirme del mundo, un mundo que se derrumbaba. Sentí su tensión al hablarle de mi padre y sonreí de lado.- Sabes que no voy a elegir ningún bando. No puedo ser ni buena ni mala las veinticuatro horas del día.- Reí mientras dejaba un pequeño beso en mis labios, el cual me supo a poco. Notaba mis labios rojos, acalorados del beso intenso que acababa de darme.

Miré a sus ojos mientras me habló. Me sorprendieron sus palabras, tanto, como la naturalidad con las que la decía. El echo de que no mantuviera fija la mirada, ni las manos hacían revelar que estaba algo nervioso. Quizás por mi reacción, o porque en el fondo no sabía como hablar de algo así con una chica. Había soñado muchas veces con esas palabras. Diferentes momentos, lugares, pero siempre de una misma boca, con una misma voz. Sentí la calidez de sus manos envolviendo la mía y mordí mi labio inferior mientras intentaba controlar mis emociones en aquel momento. Su pregunta me dejo unos segundo en silencio, para despues mirar mis manos.

- Como decirte todo lo que siento, para que lo comprendas en parte, lo mucho que te quiero.- Dije casi en un susurro.- Como contarte que buscaba tu abrazo en las noches de soledad, como explicarte que tu fragancia me acompañaba en mis momentos de estudio o tu risa inundaba mis silencios mas profundos.- Suspiré mientras volvía a morder mi labio, nerviosa por lo que estaba pensando.- Como hacerte sentir la felicidad que me invadió cuando leí tu carta, o cuando entré y vi tu silueta recortada en la puerta. La sensación de ingravidez que siento en tus brazos o todas las sensaciones que me produces al besarme, o al acariciarme.- Me atreví a mirarle a los ojos sonrojada.- Como puedo explicarte lo mucho que te necesito...

Apenas eran audibles las palabras que salían de los labios de mi Anna, pero aun así con el corazón latiendo a mil por hora la escuche atentamente. Todas estas sensaciones que ella producía en mi eran nuevas, porque con ninguna de las chicas que había estando antes, me había hecho sentir lo mismo que Anna con un simple beso, con unas simples palabras.
Tome su barbilla con mi mano y la levante para que mirara a los ojos –Siempre tendrás mi abrazo por las noches, siempre seré yo quien este contigo y no solo mi fragancia, quiero ser yo quien ría contigo- acaricie su cabello con mi mano libre –házmelo sentir o explícamelo aceptando salir conmigo…- acaricie su nariz con la mía como ella había hecho antes –acepta ser mi novia- estas palabras salieron por primeras vez de mis labios, causando una sonrisa torcida en mi rostro –ahora quiero que solo sea tu pintalabios el que se encuentre en mi rostro- mi mano que acariciaba su cabello, descendió y comencé a acariciar su cintura.
Mire su sonrojo y pensé en lo encantadora que esta mujer era, y en lo idiota que había sido por no declarar mis sentimientos hasta ahora, haApenas eran audibles las palabras que salían de los labios de mi Anna, pero aun así con el corazón latiendo a mil por hora la escuche atentamente. Todas estas sensaciones que ella producía en mi eran nuevas, porque con ninguna de las chicas que había estando antes, me había hecho sentir lo mismo que Anna con un simple beso, con unas simples palabras.
Tome su barbilla con mi mano y la levante para que mirara a los ojos –Siempre tendrás mi abrazo por las noches, siempre seré yo quien este contigo y no solo mi fragancia, quiero ser yo quien ría contigo- acaricie su cabello con mi mano libre –házmelo sentir o explícamelo aceptando salir conmigo…- acaricie su nariz con la mía como ella había hecho antes –acepta ser mi novia- estas palabras salieron por primeras vez de mis labios, causando una sonrisa torcida en mi rostro –ahora quiero que solo sea tu pintalabios el que se encuentre en mi rostro- mi mano que acariciaba su cabello, descendió y comencé a acariciar su cintura.
bia tenido tantas oportunidades en el colegio.

Su mirada me hipnotizaba mientras me pedía esas cosas. Simplemente era tan nueva con los temas amorosos que no sabía como hacerlo. El echo de pasar tanto tiempo con dragones hacía qje me resultase raro y a veces complicado hablar con la gente. Y mas con alguien que hacía que mi cuerpo se llenase de nervios solo con oir su lejana risa. Sus dedos firmes agarraban delicadamente mi barbilla, sintiendo su suave roce.- No se como enseñartelo, no se como demostrartelo. No se como puedo hacerte sentir todo esto.- Dije mirando sus ojos.

Mordi mi labio inferior mientras le escuchaba decirme todo lo que sería, que estaría conmigo siempre que yo lo pidiera. Esas palabras significaban mucho mas de lo que él se imaginaba. Años esperando una declaración parecida, al menos, había echo que dejase de verle como a un amigo desde hace tiempo. Miré casi emocionada a sus ojos mientras asentia.- Claro, claro que me gustaría serlo, y tratar de descubrir como puedo enseñarte todo lo que siento.

Apenas terminé de hablar cuando quitando cuidadosamente su mano busqué sus labios con deseo, casi desesperado. El calor que desprendían sobre los mios hacían que me sintiera bien. En un acto reflejo me pegué mas a él, apoyando su espalda del todo en el sofá. Una mano jugueteaba entre su cabello, la otra reposaba tras su cuello mintras iba aumentando la intensidad del beso.