Sin capucha...al descubierto [Libre]

Nubes oscuras y al parecer, pesadas como barcos de guerra oscurecían Londres. Viento frío y aterrador para alguinos agitaba mi pelo, de manera que tenía que pasarme varias veces la mano por él para apartármelo de la cara.
Paseaba por el Mundo Muggle, Londres. Unos vaqueros también muggles, con unas botas altas de piel tapaban mis piernas, mientras que de cintura para arriba, lo hacía una sudadera simple, un abrigo también de piel y una capucha que, tras pelearme con ella para que me quedase bien, me la quité.
Había pasado "olímpicamente" de los guantes y la bufanda, pues no me gustaban.
Me movía con paso ligero mirando con cierto desprecio a la ignorante gente que paseaba por las calles de la Capital, sin saber, sin conocer.
No sabían que una de los siervos del Señor Tenebroso andaba entre ellos, sin que lo supiesen. Tampoco sabían que con unas simples palabras y un "palito" (como lo describirían ellos) podría matar a cualquiera en menos de una milésima de segundo. Por ello despreciaba y odiaba a los pobres, a los inferiores; a los muggles.
Tanta gente sin magia me ponía de los nervios...tuve el impulso de matar a uno que, corriendo porque, al parecer, llevaba prisa, se había chocado conmigo. Pero me retuve. Sabía que aquello no serviría de mucho y sólo me traería problemas, por lo que, cuando acerqué mi mano a donde tenía la varita, lentamente, volví a materla en el bolsillo.
Me metí en uno de los callejones, harta de los muggles que no apreciaban su tiempo, que iban corriendo de un lado para otro sin saber que "el tiempo es Oro"...
Caminé despacio entre los callejones, pero con paso seguro y la cabeza alta, llena de Dignidad.
Observé a un gato oscuro con manchas marrones cómo trataba de atrapar a un ratón, agarrando a su diminuto banquete entre las patas y matándolo de un solo zarpazo. Sonreí. Adoraba a aquellos animales...siempre tan dispuestos y solitarios, llenos también de dignidad y siempre conseguían lo que querían...como yo, pensé.